SANTO REMEDIO
(Piura, 14 febrero 2020)
Luis Gulman Checa
El Perú, figurativamente, puede compararse con
un enfermo en articulo mortis, diferenciándose
de aquél únicamente por el hecho que los países no mueren, ergo, a diferencia
del cristiano que fallece, es sepultado y la vida continúa; aquéllos perduran
por siglos para desgracia de sus sufridos pobladores.
¿Lo expresado podría
calificarse de exagerado o falso, por cuanto, por ejemplo, la exportación de productos agrícolas está
subiendo como la espuma y/o la macro economía se muestra sólida y estable?
No lo creo, por cuanto unas pocas señales
rescatables quedan sepultadas bajo la inmensa ruma de males que nos vienen
asolando casi desde siempre. Hagamos un somero análisis de las pústulas que nos
laceran permanente y malignamente:
·
Una
soterrada pero fatal es el imperio de la democracia. Así, siendo dueños de
nuestro destino eligiendo libre y voluntariamente muestras autoridades, hemos
demostrado ser minusválidos mentales
desde que nuestros últimos 05 mandatarios
están condenados, procesados, prófugos o eliminados por mano propia.
·
Pero
tal lacra no se limita al gobierno central, pues, así como las langostas barren
con toda la vegetación existente, también este maldito mal infectó el país entero como lo demuestra los
cientos o miles de autoridades locales y regionales alojadas en atiborradas
cárceles y/o en vías de serlo.
·
La
principal, más acendrada y cumplida ley imperante es la que sentencia: No
hay peor enemigo de un peruano, que otro peruano. Entonces, ante verdad
tan incontrovertible, si imagináramos que el equipo de gobierno entrara a una
cancha de fútbol, la goleada que recibiría, habida cuenta que cada cual le metería
zancadillas al compañero, sería fenomenal.
·
La
prensa nacional está atiborrada de opinantes a cuyo lado, Marco Porcio Catón,
devendría en un chancay de a medio. Sin embargo, la mayoría, al carecer absolutamente
de experiencia al no haber tenido jamás la
obligación de pagar una planilla ni, tampoco, haber conocido al
monstruo por dentro, es decir, nunca fueron funcionarios, opinan (generalmente
desbarrando) como si hubieran sido bendecidos con todos los conocimientos. Para
empeorar la situación, cada uno usa la camiseta de su equipo, la cual, obvia y
fatalmente, no es la del Perú sino la de
su defendido de turno. ¿Será por convicción o algunos serán aceitados?
·
Los
burros son sabios comparados con nosotros porque jamás tropiezan con la misma
piedra. Sin embargo, quizá fijando un nuevo récord Guinness de la
estupidez, como ha quedado demostrado en el reciente proceso electoral, hay
dueños de ¿partidos? que, ofreciéndonos menús intragables con candidatos que debieran
estar en la cárcel o soterrados en el olvido,
son degustados por nosotros votando por sus impresentables.
Entonces, el enfermo aparentemente incurable en
que ha devenido nuestro potencialmente riquísimo país, ¿será pasible de algún tratamiento
que lo torne sano y fuerte? Imitando el camino seguido para sacar adelante los
Panamericanos, propongo lo siguiente:
Convocar un Concurso
Público entre países desarrollados para hacerse cargo en concesión, por un
período de 50 años, de la absoluta conducción y gobierno del Perú.