SEGURIDAD CIUDADANA
(Piura, 21 febrero 2020)
Luis Gulman Checa
Desconcertante la portada de “El Tiempo” de la
víspera endilgándole a las municipalidades, actuales “carabinas de Ambrosio”
por incompetentes respecto a las sencillas tareas que les competen; la lucha
contra la inseguridad ciudadana.
Sin dinero para luchar
contra la inseguridad en las calles de Piura.
Atadas de manos. Municipalidades
solo cuentas con S/. 7.5 millones para invertir en seguridad de 789 mil
habitantes en la provincia.
Pobre: Exjefe de la
Divincri: monto es insuficiente para una jurisdicción tan grande como Piura.
General pide invertir en videocámaras.
El teniente alcalde de Piura, Pierre Gutiérrez,
expresó que destinar los recursos provenientes del Foncomun Provincial en
seguridad ciudadana fue un acuerdo del Consejo de Coordinación Local conformado
por los alcaldes distritales. Sin embargo, felicitándolos por la preocupación
que los embarga respecto a nuestro bienestar, en vez de dilapidar recursos
inmiscuyéndose en tareas que competen a otras áreas de gobierno, no tengo la
menor duda que quienes nos movilizamos a pie por las ¿aceras? de la ciudad, les
agradeceríamos infinitamente si, usando adecuadamente los recursos que caen en
sus manos; las tornen transitables eliminando la serie de trampas mortales que
encierran.
Nadie en su sano juicio estaría en desacuerdo
que las municipalidades no solo extendieran la mano como en este caso al
Ministerio del Interior, entidad constitucionalmente encargada de hacer nuestra
vida segura, sino que, refaccionaran los inmuebles derruidos, como, por
ejemplo, el cacareado y manoseado Colegio San Miguel (puñal clavado en el
corazón de la piuranidad); pintaran los que requirieran una manito por
iliquidez del propietario; construyeran un albergue cinco estrellas para alojar
a quienes viven en la calle; etc., pero,
siempre y cuando el dinero chorreara de sus arcas luego de que las ciudades a
su cargo funcionaran mejor que un reloj suizo.
En mi opinión, respaldada en mi experiencia
como funcionario en varias áreas, no solo es criticable sino punible
dilapidar/destinar recursos asumiendo responsabilidades ajenas, lo cual deviene
en irresponsabilidad/estupidez incalificable cuando las tareas que sí son de su exclusiva
competencia andan, figurativamente, por las patas de los caballos.
¡ZAPATERO A TUS ZAPATOS!