EL CHILALO: ¿MÁS CUERDO QUE EL HOMBRE?

 

(Piura, 14 septiembre 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

Casi desde que tuve uso de razón conocí la creencia piurana que el chilalo era un auténtico CHAMÁN CLIMÁTICO, pues, según  la altura  a la que construyera el nido en el árbol del algarrobo, el año sería seco o húmedo.

 

Sin embargo, ahora, cuando el hombre pisó la luna décadas atrás, los líderes piuranos ni siquiera  alcanzaron  la capacidad de raciocinio del chilalo. ¿Por qué? Por cuanto, teniendo innumerables evidencias/anuncios/advertencias que la sequía tocaba nuestra puerta, dispusieron tirar el agua regulada en nuestros reservorios - como los detritos se van por los desagües - para plantar arroz en segunda campaña (cuando hacerlo en la primera es incalificable).

 

Así, como si estuviéramos sufriendo el azote de un atroz terremoto, imposible de predecir, ahora, como si la sequía no hubiera sido oportunamente anunciada, lloramos como mujeres lo que no supimos defender como hombres (preciso que no es machismo barato sino la frase de una madre a su hijo).

 

El Tiempo: Declaran a la región en emergencia por falta de agua.

 

Correo:      EMERGENCIA POR EL AGUA.

 

RAE: Emergencia: “Asunto o situación imprevista que requiere una especial atención y debe solucionarse lo antes posible”.

 

Para mayor ilustración, desde meses atrás estamos en estado de emergencia, real y auténtica, por el  Covid, lo cual implicó que el gobierno ordenara una serie de medidas para hacerle frente. Así, entonces, si hemos etiquetado como emergencia el irracional dispendio del agua regulada; ¿qué medidas esperamos adopte PAPITO GOBIERNO para sacarnos las castañas del fuego?

 

Me vienen a la mente algunas acordes con el MALDITO POPULISMO:

 

·         Ante el inmediato y total corte del agua a los cultivos de arroz, el ministerio de Agricultura abonará a los “perjudicados” agricultores, por cada hectárea que perderán, la suma de S/. 25,000.00.

 

·         En el caso de las plantaciones de cultivos permanentes, aunque se hubieran establecido en áreas no previstas para desarrollos agrícolas, como la margen izquierda del Canal de Derivación o el valle del Medio Piura aguas abajo de la caída de Curumuy, el mismo ministerio repondrá a los agricultores los montos que dejen de percibir por disminución en la productividad por deficiencias en el riego y, en el caso extremo que la sequía se prolongue y los cultivos sucumban, les resarcirá lo que invirtieron en establecerlos más las utilidades que dejarían de percibir equivalentes a cinco años de explotación.

 

 

 

Con los pagos sugeridos los abnegados hombres del campo estarían atendidos y satisfechos, pero, quedaría otra emergencia por solucionar:

 

¿Qué diablos tendría que hacer el gobierno para que las poblaciones dispongan de agua potable cuando los reservorios estén secos?