MONSEÑOR DANIEL TURLEY Y LOS PIURANOS
(Piura, 18 septiembre 2020)
Luis Gulman Checa
A raíz de la jubilación de Monseñor Daniel
Turley, Obispo de la Diócesis de Chulucanas, han aparecido en las redes
comentarios súper elogiosos resaltando su gran gestión en las provincias de Morropón, Ayabaca y
Huancabamba, conformantes de la Diócesis a su cargo, al extremo que,
subliminalmente, casi se pide su santificación.
¡Qué mil rayos cayeran
sobre mi cabeza reduciéndome a cenizas si osara decir media palabra en contra de la honra y buenos
deseos del señalado sacerdote!
Sin embargo, habiendo estado representando a
Jesucristo en las citadas provincias con la tarea primordial de guiar su grey
para que, tras la muerte, las almas
volaran raudamente al prometido paraíso; los infinitos comentarios aunándose a
rendirle homenaje, curiosamente, muy mayoritariamente se refieren a su gran
labor como permanente gestor del Proyecto Alto Piura, aunándolo con Guido Raffo
(Q.D.D.G.), distinguido y reconocido propulsor del citado Proyecto.
¿Por qué el epígrafe? Por cuanto tales elogios y reconocimientos
serían mil veces merecidos si el agua del
piurano río Huancabamba estuviera irrigando las feraces tierras del
valle del Alto Piura. Sin embargo, como es público, fatal, lamentable y
tristemente ello no solo no está ocurriendo sino que, tal y como se están dando
las cosas, cada vez se tornan más remotas las probabilidades que llegue a concretarse. En consecuencia, su
comentado y alabado empeño resultó absolutamente infructuoso, quedando por
dilucidar si su participación fue, por lo contrario, negativa, al haber apoyado
a tanto pícaro y sinvergüenza cobijado bajo pieles de mansos corderos.
Otro empeño que lo envolvió permanentemente fue
su firme y reiterada oposición a la explotación de los ricos yacimientos minerales ubicados en las provincias de
Ayabaca y Huancabamba - ambas asoladas por infinidad de carencias golpeando a
sus pobladores - , cuando la misma, una vez concretada, será una verdadera
bendición para nuestros hermanos de la
sierra siempre y cuando los recursos de la totalidad del Canon Minero que
recibirán sean administrados por manos limpias y honestas. Cuando ello sea una
realidad, los piuranos no tendrán - el suscrito, casi con toda seguridad, ya no
estará en este mundo - que viajar al vecino del norte, Ecuador, para disfrutar
de los bellísimos paisajes que nos ofrece la sierra, por cuanto, nuestras
provincias estarán surcadas por modernas carreteras y
paradores y hoteles se
multiplicarán como hongos tras la lluvia.
No obstante, recapacitando respecto a tan
férrea oposición a explotar recursos que el mismo Dios puso a nuestra
disposición, tan igual como hizo con los
feraces valles y ríos para permitirnos cultivar nuestros alimentos; habría
optado por mantenerlos en la pobreza,
siguiendo, fielmente, la conocida cita bíblica:
“Es más fácil que un
camello entre por el hueco de una aguja, que el que un rico entre al reino de
los cielos”