¿PARTIDOS POLÍTICOS?
(Piura, 28 septiembre 2020)
Luis Gulman Checa
Si nuestra legislación manda que en las
elecciones, para elegir presidente de la República e integrantes del Congreso
Nacional, solo podrán participar partidos políticos debidamente registrados
ante el Jurado Nacional de Elecciones, y, siendo claro hasta para un ciego que éstos no solo devinieron en entelequias, es
decir, se difuminaron en el espacio y/o se incineraron al extremo que de
algunos, realmente, no quedan ni cenizas, sino que, para peor, surgieron otros
como hongos tras la lluvia con financiadores incalificables; ¿cómo diablos
se llevarían a cabo elecciones, que
merecieran tal calificativo, el próximo abril?
Miremos el pasado reciente para vislumbrar el
intragable sancochado que, sin la menor duda, sería el resultado de las
anunciadas elecciones en lo referido a la conformación del futuro Congreso.
¿Cómo? Analizando el actual elegido en reemplazo del repudiable disuelto por el
Mandatario. ¿Acaso no concluiríamos que
resultó peor que el defenestrado? Entonces, si realmente se concretaran
las anunciadas elecciones, ¿cuál sería el porcentaje de ignaros e impresentables
que alcanzarían una curul gracias a nuestros votos, agravándose más aún la
crisis debido a la maldita eleccionitis?
Cambiemos de cristal analizando el estado de
los “partidos” en nuestra tierra. Empecemos por la infraestructura repasando la
condición y/o existencia de sus locales, los cuales antaño no solo estaban
plenamente identificados sino permanentemente colmados por afiliados abocados a
tareas propias de difusión y convencimiento. Solo ubico el del APRA, tan
cerrado como las compuertas del reservorio de Poechos. Lo mismo podemos decir
de los dirigentes, como los secretarios generales, quienes siempre estaban en
la palestra. Sin embargo, estimado lector, ¿conoce usted el nombre de uno solo
de los “partidos” vigentes?
Leyendo las informaciones dando cuenta de la
gran cantidad de aspirantes a ocupar Palacio de Gobierno, frente a la crítica situación
que viene asolando al Perú desde muchos años atrás (demostrada por la condición
de todos los expresidentes), me viene a la mente una jauría de hienas
hambrientas alrededor de un gordo bóvido herido dando sus últimos estertores,
babeantes y con los ojos encandilados esperando el momento en que empezarán a
destrozarlo a dentelladas. ¿Exagero? No
lo creo, porque, si tuvieran un ápice de discernimiento, sentido común y amor a
la patria, con los pies en el suelo, la gran mayoría debería desaparecer y,
entre los muy pocos potables, reunidos alrededor de una mesa, decidir cuál de ellos
será el elegido.
Si así no lo hicieren,
no tendrán perdón de Dios.