CONSEJO PARA LOS FUNCIONARIOS
(Piura, 22 junio 2017)
Luis Gulman Checa
El denigrante/increíble espectáculo que acaba
de escenificar el “Congreso” de nuestro maltratado/vapuleado/saqueado país al
echar a un ministro de Estado a partir de una “prueba” nula de toda nulidad, la
que, en un país de verdad, cualquier autoridad hubiera tirado al desagüe por su
irrita obtención; debe servir para que los funcionarios, todos ellos, tengan
siempre presente el gran precepto que sentencia:
EN BOCA CERRADA NO
ENTRAN MOSCAS.
En consecuencia, habida cuenta el formidable
progreso de las comunicaciones, con la consabida y paralela pérdida de la
privacidad, revela que abrir la boca, entendido ello por
hablar, se ha tornado más peligroso que salir a pasear a media noche por un
barrio pululante de delincuentes.
Por ello me permito aconsejar, respetuosa y
modestamente, a los señores funcionarios, desde capitán a paje, que hablen lo
menos posible y, cuando no les quede más remedio que hacerlo, tengan tanto
cuidado y tomen iguales precauciones como
si estuvieran avanzando por un terreno
minado.
Naturalmente, aunque deviene en innecesario
precisarlo, les es imprescindible descartar, absolutamente, el uso del
teléfono, fijo o celular, como también el internet y las “benditas” redes
sociales en todas sus variantes.
Recordatorios:
·
…… ya me dio luz verde.
·
…… por fa.
Pero, se preguntará usted, estimado lector,
si el consejo fuera acogido, ¿cómo diablos se comunicarían los funcionarios? La
respuesta está implícita en otro precepto antaño inapelable pero que ahora,
gracias a la tecnología, quedó descolocado:
LAS PALABRAS SE LAS
LLEVA EL VIENTO (ANTIGUAMENTE) MIENTRAS LO ESCRITO QUEDA REGISTRADO.
En consecuencia, y teniendo en cuenta que en el sector público
todo debe formalizarse (documentado o escrito), COMUNIQUEN O COMUNÍQUENSE ÚNICAMENTE POR
ESCRITO.
Sin embargo, si se diera la imprescindible
necesidad de que tuvieran que hablar con alguien, pueden hacerlo calatos en un
sauna, siempre y cuando hayan comprobado que el interlocutor no guarda una
grabadora en algún orificio del cuerpo.