CORRUPCIÓN: ¿EL HUEVO O LA GALLINA?

(Piura, 06 junio 2017)

Luis Gulman Checa

Don Augusto Baertl, flamante presidente de Graña y Montero, acaba de estar por estos lares donde vino a transmitirnos su preocupación por la presentación de dos proyectos de ley en el Congreso Nacional, los cuales, de aprobarse, pondrían en riesgo la reconstrucción de las regiones afectadas por el Niño Costero, siendo la nuestra un bocado muy apetecible.

La madre del cordero está en que, de aprobarse, impedirían la participación de empresas constructoras o prestadoras de servicios peruanas que hubieran mantenido alguna relación con Odebrecht. Ergo, su representada, Graña y Montero, quedaría absolutamente fuera del reparto de la inmensa torta.

Digresión:

Confío que el señor haya cometido un pequeño error respecto al alcance de los proyectos, por cuanto sería una grave omisión que se limitaran a satanizar a Odebrecht  dejando a las otras empresas brasileras libres de polvo y paja. Los  piuranos haríamos honor a nuestra congénita abulia si olvidáramos que también hemos sido abusados y esquilmados usando una contratista brasilera que no es Odebrecht.

¿Por  qué,  en el epígrafe, aparece el conocido dilema del huevo o la gallina?

Por cuanto se está perpetrando un gravísimo error al cargar el 100% de la corrupción a las empresas contratistas,  cuando los reales y únicos responsables fueron  los funcionarios que traicionaron la confianza del país, enriqueciendo a las contratistas a cambio de unos míseros centavos - relativamente - para sus asquerosos bolsillos.

No existe empresa contratista en el mundo, por grande y poderosa que sea, que logre estafar/robar/esquilmar al cliente si es que, al frente, como contraparte,  representando al dueño de la obra, tiene a una persona bien nacida y mejor criada.

Resumiendo:

Yerran los ¿moralizadores? al  dirigir sus baterías contra las empresas porque ellas no son el enemigo, pues éste está representado por la serie de quintacolumnistas/traidores/rateros enquistados en los organismos públicos, los que, generalmente, como en el caso de
 los expresidentes,  tanto del Perú como de la región Callao, fueron a mendigarle las coimas a Odebrecht a cambio de abrirle el erario.



Consejo para Graña y Montero:

Imiten a sus colegas brasileros quienes, como buenos católicos al presentarse al confesionario, señalaron y se arrepintieron de sus pecados,  formularon el firme propósito de no volver a caer en ellos y, por supuesto, aceptaron la penitencia impuestas por el representante de Dios en la tierra (pago de cuantiosas indemnizaciones).