GENERAL DESPUÉS DE LA GUERRA
(Piura, 19 enero 2018)
Luis Gulman Checa
La ciudad de Piura ha sido devorada por el
caos a tal extremo que bien podría decirse se asemeja a una sucursal del
infierno por cuanto, luego de 10 meses de la destrucción de las vías (no por las
míseras lluvias sino por la paupérrima calidad de las mismas), lapso durante el
cual se hizo muy poco para recuperarlas, ahora, abruptamente, tal y como si se
hubiera abierto la caja de Pandora, sin orden, concierto ni el mínimo sentido
común; se iniciaron infinidad de frentes de trabajo convirtiendo el tránsito en
un real infierno en la tierra.
Estimado lector, ¿qué le suscita, respecto a
la calidad de las autoridades (in) competentes, el que durante tremendo período
de tiempo hayan permanecido cruzadas de brazos en pro de construir vías de calidad?
Para agravar el estropicio, habiendo quedado
patentemente demostrado que el pavimento ideal/óptimo es el conformado por
bloquetas, en la llamada Reconstrucción con Cambios se ha caído en el craso
error de insistir con el asfalto. ¡Cuidado! No lo descalifico absolutamente,
pues funciona muy bien donde el agua discurre y no se acumula, situación escasa
en Piura por lo que considero debió descartarse.
Una reflexión:
Cuando llega la
víctima de un maleante a la emergencia de un hospital con 3 impactos de bala en
el cuerpo, ¿el personal de turno le solicita el número de su DNI antes de
atenderlo o, por lo contrario, hace lo indecible para salvarle la vida
salteándose los protocolos?
Guardando las distancias, Piura no solo
recibió 3 tiros sino fue ametrallada por lo que los funcionarios responsables
debieron reaccionar a la velocidad del rayo en vez de
permanecer sumisos, calmos y subordinados a lo que decidiera el súper
reconstructor designado por el gobierno nacional quien, a la larga y como era
de prever, resultó un fiasco y/o saludo a la bandera.
No siendo ingeniero civil sí he tenido la
oportunidad, como funcionario, de lidiar con la ejecución de obras públicas.
Así, por ejemplo, puede contratarse para ejecutarlas a ritmo
normal trabajando 08 horas diarias. Sin embargo, el dueño de obra tiene la
facultad de plantear/exigir acelerar el ritmo llegando al extremo de fijar 24 horas
de trabajo al día. Siendo así, pregunto:
¿No era del más
elemental sentido común ejecutar bajo esa modalidad la vía Los Tallanes, cuyo
interminable plazo constructivo viene ocasionando cuantiosos daños/pérdidas en
tiempo, combustible y, lo más importante, hígados de los conductores?