COLONOS: POR AMOR
A DIOS PIENSEN (FINAL)
(Piura, 08 marzo 2018)
Luis Gulman Checa
El pasado viernes 02 de marzo en la edición
de “El Tiempo”, se publicó una carta escrita por el Ing. Luis Zegarra Camminati
que debería ser analizada en una asamblea general de “colonos” como único punto
de agenda al precisar un hecho crucial que debería llevarlos a poner los pies en
tierra respecto a su triste y cruda realidad:
Los colonos
originales, jamás pagaron las tierras adjudicadas por el Estado, tal como lo
estipulaban los respectivos contratos de compra venta, en un largo plazo de 30
años.
En consecuencia, el Estado - legalmente obligado a recuperar las inversiones que
efectúa en favor de un grupo de personas como fue la colonización San Lorenzo -
no solo no recuperó su inversión sino que, para agravar la omisión de los
funcionarios responsables a lo largo del tiempo, tampoco se preocupó del debido
y obligado mantenimiento de la infraestructura hidráulica al dejarla, criminalmente,
en manos de los propios colonos con el nefasto resultado:
Ha colapsado y
requiere volver a construirse.
Otra información que los “colonos” hallarían
revisando los contratos, es que el cultivo del arroz, en la práctica, quedaba excluido debido
al módulo de riego estipulado legalmente. Menos aún, naturalmente, la siembra
de dos campañas del malhadado cereal en tierras con un abanico inmenso de posibilidades
en lo referido a cultivos de ínfimo requerimiento de agua - en relación con el
brutal desperdicio en dicho cultivo - como también al infinitamente superior valor
de la producción. Resumiendo:
La siembra de arroz
deviene en una estupidez/burrada inconmensurable.
Volviendo a la citada misiva, la
colonización, en lo que al Estado se refiere, se encuentra en una nebulosa oscura y confusa,
de modo que, formal y legalmente, según el ingeniero, el Estado no puede invertir ni un
mísero céntimo en vuestra “hacienda”.
Consejo sincero y de buena fe:
Apoyen a la directiva
de vuestra Junta de Regantes, ruéguenle hacer las gestiones necesarias para que el Estado
les saque las castañas del fuego y acepten, leal y sinceramente, las
obligaciones que tendrán que asumir en el futuro. Caso contrario, busquen otra
ocupación.