RECORDEMOS LA PÁGINA 11

(Piura, 13 marzo 2018)

Luis Gulman Checa

Reflexionando sobre el indescriptible caos/desorden   desatado en nuestro país gatillado por acciones adoptadas por autoridades de otros países - a las que deberíamos quedarles eternamente agradecidos -, pero, en verdad debido a la total decadencia moral, acumulada desde tiempo atrás,  de  gran número de autoridades, funcionarios y empresarios “peruanos”; me vino a la mente compararlo con el imperante antes del golpe de la Fuerza Armada del 05 de octubre de 1968, motivado por una situación que, comparada con el panorama actual, podríamos calificar de idílica.

En mi calidad de ciudadano de a pie desconcertado por los hechos que diariamente son divulgados, reflexiono sobre la razón de  la existencia de las Fuerzas Armadas - onerosa y permanente carga para el erario,  incapaz de atender las necesidades insatisfechas de muchos peruanos - recordando, desde  mi niñez en las clases de Instrucción Pre Militar en la GUE San Miguel, que su existencia/permanencia tiene como razón de ser el proteger al país de las amenazas que pudieran venir de países extranjeros.

Digresión:

Lástima y baldón eterno para el Perú y los peruanos que obtuvieran su partida de nacimiento después del siglo antepasado.

Sin embargo, es común, además de legal que, en situaciones especiales que así lo ameriten, el gobierno les encargue accionar en el propio territorio  cuando la institución responsable de guardar/proteger el orden interno, la PNP, es incapaz de cumplir du deber siendo desbordada por quienes nos agreden desde nuestras propias entrañas, tal y como sucedió y aún persiste en ciertas zonas, por las acciones terroristas.

Continuando en esa línea de razonamiento, me formulé la siguiente reflexión:

Si Abimael Guzmán y sus  fieles seguidores de Sendero Luminoso, con el rostro al aire y proclamando clara y abiertamente sus intenciones de transformar radicalmente nuestro modo de vida aunque ello implicara matar seres humanos inocentes e inermes y destruir infraestructura pública,  eran merecedores a la pena de muerte  de la que se libraron por convenios supra nacionales; ¿qué habría que hacer o qué pena aplicar a la pléyade de auténticos TRAIDORES A LA PATRIA  que, a diferencia de AB, son funcionarios mantenidos por todos los peruanos y, solapada, artera y sibilinamente están decretando la inviabilidad del Perú como país poniendo por delante sus propios y despreciables apetitos y/o la incalificable defensa de sus corruptos líderes?


¿Acaso estoy pidiendo, disimuladamente,  que las Fuerzas Armadas DISUELVAN el actual asqueroso e impresentable Congreso Nacional, repudiado y satanizado por más del 80% de la población?

¡De ninguna manera! Estoy formulando un claro llamado de auxilio en pro de la gran mayoría de peruanos, para que las FF AA, tal y como obraron en 1992 (motivadas por el veto a Haya de la Torre); higienicen el antaño albergue de distinguidos y respetables peruanos procediendo, en el acto, a convocar nuevas elecciones.

Señores de las Fuerzas Armadas:

 ¡Espabílense y actúen!