DÍAS DECISIVOS: ¿PARA PPK O PARA EL PERÚ?
(Piura, 15 marzo 2018)
Luis Gulman Checa
Es lamentable la miopía generalizada al poner
a la cabeza de las múltiples encrucijadas trabando nuestro avance y desarrollo,
el futuro inmediato del presidente de la República, por cuanto, bien mirado y
con cabeza fría, lo que le suceda es irrelevante para el Perú y los peruanos.
Como humano que es, para empezar, puede morir
en cualquier instante. Asimismo, el Congreso podría decretar su vacancia
echándolo del cargo. También, algún fiscal podría saltarle al cuello y
encanarlo, lo cual estaría acorde con el grado de descomposición generalizada
que viene afectando al Perú como lo prueban dos hechos contradictorios: 1)
Toledo, con Ecoteva en su esplendor, fue candidato a la presidencia de la República
y 2) Ollanta y Nadine tienen meses en cana sin motivación legal alguna.
En resumen:
¿Acaso lo que suceda
con PPK coadyuvará a sacarnos del mierdero en el que, las “élites” políticas y
empresariales, nos han sumergido?
Continuemos. Supongamos que se concretó la
patada contra PPK y, constitucionalmente, es reemplazado por Martín Vizcarra.
¿Perfecto y sin novedad en el frente? Los peruanos tendríamos que ser caídos
del palto para quedar orondos y satisfechos con el relevo, por cuanto,
esa misma persona fue vilipendiada, maltratada y obligada a dejar el cargo de
ministro por la misma recua de Keiko, aún enseñoreada en
el Congreso para desgracia de los peruanos y que, ahora, demostrando que no
tiene la menor idea del significado del concepto coherencia, está
prohijándolo como sucesor de PPK.
En el supuesto caso que los peruanos,
mayoritariamente, no nos hubiéramos embrutecido ni perdido la capacidad de
pensar y razonar, preguntémonos:
¿No sería obvia la
existencia de una componenda para promover a la presidencia a quien echaron,
cual perro sarnoso y además corrupto, de un simple ministerio?
Conclusión:
Estando comprobado
que PPK está reblandecido y llegó muy tarde a la presidencia de la República,
de ninguna manera es el súmmum de las lacaras que nos asolan, pues, el mal casi
terminal que nos tiene en cuidados intensivos es, ni más ni menos, que Keiko y su recua.