¿US $ 300,000 PARA PPK?
(Piura, 07 marzo 2018)
Luis Gulman Checa
La declaración de JSB referida a la entrega
de la suma del epígrafe a Susana de la Puente, supuestamente, para la campaña proselitista de PPK a la
presidencia de la República, me trajo a la mente la moneda de un sol que,
cotidianamente, entrego a la viejita mendigando en la cuadra en la que moro.
Sin embargo, estoy seguro que esa moneda
afecta más mi economía que los 300
señalados a los bolsillos de PPK:
Una gota de agua en
su inmensa fortuna
No digo que JSB ha mentido por cuanto el
propio presidente de la Confiep, tácitamente, santificó la veracidad de lo
declarado por el antaño estimado y respetado empresario en el Perú, ergo, la
doña recibió los US $ 300,000.00.
Sin embargo, sería pertinente plantearnos las
siguientes preguntas:
·
¿Le
ordenó PPK que estirara la mano ante
JSB?
·
¿Se
habría enterado PPK de tal entrega?
· ¿El
monto llegaría, realmente, a la bolsa de campaña o la doña se apropió del dinero?
Las interrogantes son válidas desde que JSB
se limitó a declarar la entrega del monto a la referida señora, lo cual me trae
a la memoria la vieja historia del secretario judicial (antaño ellos
administraban los procesos) que sangraba a los litigantes con un
argumento incuestionable:
Para que el juez
provea a su conveniencia, es necesario entregarle xx suma de dinero, la que,
por supuesto, debe ser por mi intermedio.
¿Cuántos secretarios se habrán enriquecido
enlodando a jueces impolutos que, en aquellos
tiempos, medraban con sus escuálidos sueldos? ¡Cuidado! La modalidad no debe haber desaparecido por cuanto todavía hay
secretarios pero ahora son cama adentro.
¿Acaso estoy ponderando y relevando el
formidable desempeño de PPK al mando del Estado desde la presidencia de la
República? No, y creo que la edad le ha jugado una mala pasada al estar
un tanto reblandecido, lo cual no tiene nada que ver con ratería congénita o corrupción generalizada.
Lo de la puerta corrediza sí es un
inconveniente por cuanto - especialmente para los ladrones que juzgan por su
condición, es decir, aquellos que tácitamente aceptan que si gobernaran
robarían - es natural que genere
suspicacias.
Sin embargo, si se estableciera un muro
fronterizo, imaginario pero infranqueable, entre la actividad pública y la
privada, se impediría que peruanos capaces, preparados, honrados y amantes de
su patria, por el solo hecho de no haber sido burócratas dota su vida;
aportaran cuando fueran requeridos y necesarios a la gobernanza y desarrollo
del país.
Finalmente, estimado lector:
¿La suspicacia generada por la bendita puerta no
podría aplicárseles igualmente a los dignos miembros de la Confiep, la flor y
nata del país?