HIPOCRESÍA

(Piura, 28 marzo 2018)

Luis Gulman Checa

No me había percatado del restaurante que, ese sí, ha sido construido dentro del cauce del río, en Castilla,  inmediatamente aguas abajo del Puente Viejo.

Con franqueza no sé si echarme a llorar o  reír a mandíbula batiente ante la absoluta falta de coherencia y/o vergüenza tanto de algunos medios como de los “expertos” que, en Piura, son inventados en cantidades semejantes a los hongos que brotan tras la lluvia. ¡Los tenemos de toda clase y color!

Reflexione, estimado lector, respecto a los hechos que voy a traer a vuestra memoria:

Unos meses atrás se armó tremenda batahola por cuanto se estaba construyendo un hotel (que obviamente les haría competencia a los existentes) a la vera del río Piura, fuera del cauce, al costado de una construcción ya existente que nadie objetó en su momento, aguas arriba del puente Cáceres al cual, en mi modesta opinión y a ojo de buen cubero, protegería. Para colmo, aguas abajo del puente, es decir, a tiro de piedra de la ubicación  del hotel, existen una ininterrumpida serie de construcciones que tampoco fueron jamás objetadas.

La guerra desatada contra tan formidable emprendimiento en pro del desarrollo de nuestra ciudad fue brutal y no se escatimó el uso de toda clase de armas de diferente calibre, incluidas, naturalmente, las falsas, demagógicos e insubstanciales. En resumen: amparándose en el falacia argumental que tal construcción pondría en peligro no solo el puente Cáceres sino, a partir de ahí, todas las áreas de la ciudad ubicadas aguas abajo; estos pícaros y sinvergüenzas, lograron frenar la citada construcción.

¿Por qué el epígrafe?

Por cuanto, contra el real y verdadero atropello, barbaridad o como sea que ello merezca calificarse implícito en la construcción citada al inicio,  en pleno cauce, estos mismos adalides de la preservación de las sagradas e intocables riberas y/o cauces naturales del río, no han dicho ni pío ni publicado extensos informes semanales con fotografías y declaraciones de los súper expertos adecuados para la ocasión.

¡Qué vergüenza!