E D U C A C I Ó N

(Piura, 03 setiembre 2018)

Luis Gulman Checa

Entendida como el proceso de socialización de los individuos. Al educarse, una persona aprende y se culturiza adquiriendo conocimientos. También implica una concientización conductual y cultural, de modo que las nuevas generaciones adquieren las maneras de ser y de comportarse  de las anteriores.

Entonces, si la definición esbozada ut supra concordara con la realidad, sería propio preguntarnos qué malhadada desgracia se produjo en nuestro pasado para que el bendito don de la educación haya desaparecido, mayoritariamente,  de las nuevas generaciones de piuranos.

Cualquiera entiende que una condición sine qua non para que las personas puedan convivir es que sean educadas, pues ello hará posible el imperio del respeto de los unos por los otros, característica fundamental de las ciudades conformadas  por personas educadas y contraria al imperio de la “ley de la selva”, la que, para nuestro desconsuelo y asombro, se va imponiendo cada vez más en nuestra asolada y maltratada Piura.

Como no vale divagar cual aves desplazándose por el espacio sin posarse en tierra, señalaré algunos claros ejemplos del imperio de la citada maldita ley ratificando que nuestra población se nutre, cada día más, de personas absolutamente carentes de educación:

1)    El constante, tronante, inútil e ilegal sonido de  bocinas de vehículos sea día o noche.
2)    La circulación de vehículos con escape libre perturbando la tranquilidad.
3)    El incesante ulular de las inútiles y huachafas alarmas instaladas en los vehículos que se activan a cada instante solo porque otro pasó a su lado, ante la punible indiferencia del propietario quien, demostrando su salvajismo y zurrándose en el prójimo, es incapaz de desmontarla.
4)    La constante multiplicación de motocicletas realizando servicio público de pasajeros a pesar de estar expresamente prohibido y penado. En este caso, el delito es más achacable al usuario al devenir en cómplice.
5)    La insolente y peligrosa circulación de moto taxis por lugares donde están expresamente prohibidas, especialmente carreteras.
6)    El arrojo de basura en calles, plazas y avenidas de la ciudad por seres que, con apariencia humana, en realidad son bestias disfrazadas.
7)     La proliferación de peatones infringiendo las normas que regulan una ordenada y protegida circulación, quienes, estúpida y peligrosamente, cruzan calles y avenidas por donde se les antoja dejando de lado las zonas autorizadas y delimitadas.
8)    Continúe usted, estimado lector.


Entonces, si los argumentos señalados estuvieran acordes con la realidad, ¿cuál debería ser la primera y primordial tarea de los responsables de conducirnos y gobernarnos?

Poner por delante de cualquier “obra” de fierro y cemento el formidable emprendimiento de revertir nuestra mayoritaria condición de cuasi salvajes, para convertirnos, dentro de unas décadas, en piuranos educados.