AUTORIDADES: POR FAVOR HONREN SUS JURAMENTOS
(Piura, 21 agosto 2020)
Luis Gulman Checa
Cualquier ciudadano, con ojos para ver y oídos
para escuchar, que circule caminando o en el algún vehículo por la ciudad de
Piura, haría suyo el ruego inmerso en el epígrafe, por cuanto, para nuestra desgracia,
por dejadez y/o incapacidad y/o punible y traidora abulia, los responsables de hacer que el orden y el
respeto al prójimo imperen como corresponde en una ciudad civilizada, ignorando
u olvidando sus deberes, permitieron el imperio del caos y desorden.
Me viene a la mente mi época escolar cursando
instrucción secundaria en la GUE San Miguel, cuando el orden y el respeto
brillaban en todo su esplendor. Así, por ejemplo, a las 08.00 am, las puertas
de ingreso se cerraban a cal y canto y quienes llegaban tarde quedaban fuera.
Pasados unos minutos, luego de ser debidamente registrados pasaban a sus
salones. Sin embargo, a las 06.00 pm, la hora de salida, los remolones
mañaneros quedaban confinados (castigados) por una o dos horas según fueran primerizos o
reincidentes.
Pero mi mente va más atrás, cuando cursé
segundo y tercero de primaria en el colegio Salesiano, donde los infractores diversos,
lejos de quedar cómodamente sentados en sus salones, permanecían de pie en el patio bajo la atenta
y vigilante mirada del Padre Rozo (quizá el apellido esté mal escrito) quien,
vara en mano, vigilaba que nadie “pestañeara” para evitarse un golpe en la
canilla.
Estos recuerdos me llevan a sugerirles, a las
autoridades actualmente derrochando supina abulia e incompetencia, algunas
medidas inspiradas en las vivencias narradas para conseguir que, en el término
de la distancia y como por ensalmo, el orden y el respeto vuelvan a brillar en
Piura tan igual como el sol ilumina y calienta nuestros días:
·
Si algún despistado circulara en motocicleta,
moto taxi o moto furgón, por la vía central de la remodelada Av. Sánchez Cerro;
luego de intervenido y recibido dos patadas en el c.. (imitando al citado
sacerdote), verían sus vehículos destruidos a golpes y consumidos por las
llamas. Igual tratamiento recibirían quienes circulan conduciendo cualquier vehículo
con escape libre.
·
Todos
los deficiente mentales que hacen tronar sus bocinas sin emergencia alguna (cuando
se acercan a una esquina o enamoran pasajeros para subirlos a sus taxis), en el
acto, gracias a los mal llamados serenos - porque en este caso actuarían cual
fieros represores - proveídos de pesadas combas; serían del destrozo de todas
las lunas del vehículo.
Lo invito, estimado lector, a continuar
planteando sugerencias acordes con nuestra triste realidad para coadyuvar a que
Piura retome su condición de ciudad auténtica y vivible.