INDISCIPLINA: MÁS LETAL QUE EL COVID
(Piura, 23 agosto 2020)
Luis Gulman Checa
Entendida la disciplina como el cumplimiento
permanente de normas y reglas con el fin de obtener los resultados esperados,
se comprende que su antónimo lleva tanto a personas como a poblaciones al
desastre y al caos generalizado, resultado lógico si cada quien se comportara como le viniera en gana.
Imaginemos lo ideal y paradisiaca que sería
nuestra vida si todas las personas aceptaran y cumplieran a rajatabla normas,
ordenanzas y leyes determinadas por las clases dirigentes que fueron
encumbradas por nosotros mismos.
Es por ello inexplicable que, cuando sucede
alguna desgracia o inconveniente de cualquier naturaleza a consecuencia de que
una o un grupo de personas se zurraron en la disciplina e hicieron lo que les
dio la gana olvidando el interés general, los medios, en vez de poner
los puntos sobre las íes, descalificando a tales individuos por
indisciplinados, suelen convertirlos en héroes y mártires.
Me inspiró la información aparecida el día de
ayer en un medio local dando cuenta de un lamentable accidente segando la vida
de un joven:
Escolar del San Miguel
fallece tras accidente de tránsito en Castilla
Un pesado ómnibus impactó contra la motocicleta que era
conducida por el adolescente. Siniestro sucedió el jueves.
“Había salido a recoger unos cuadernos para continuar sus
clases virtuales y tomó la moto de su tía”, expresó su abuelo.
Es fácil deducir que el occiso no estaba
calificado para conducir vehículo alguno, por cuanto, a los trece años de edad,
no podía haber obtenido el respectivo brevete. Ergo, el accidente se debió a una incalificable imprudencia de quienes le
permitieron tomar la motocicleta. ¿Acaso la tía, supuestamente con brevete, debió haberlo trasladado?
Pero, en esta clase de accidentes siempre hay
dos partes y, en el caso comentado, frente al occiso se encuentra el
desafortunado y vilipendiado conductor del ómnibus, quien, con casi absoluta
seguridad circulaba por la vía preferencial y a velocidad de tortuga. Sin
embargo, como es usual que repitan -
cual salmo - los medios en estos casos, también apareció el reclamo de rigor:
Los familiares de la
víctima exigieron justicia responsabilizando al chofer del ómnibus por ir a
excesiva velocidad.
Me pregunto ¿qué medida punitiva habría que
adoptar contra policías y/o fiscales y/o jueces que osaran achacar
responsabilidad al inocente chofer del ómnibus cumpliendo su abnegado trabajo
cotidiano de trasladar personal para laborar en una empresa agroindustrial?
Finalmente, los citados trabajadores, ¿habrán
llegado a su centro de trabajo? Y si así
no hubiera sido a causa de la indisciplina del occiso, ¿quién responderá por
sus jornales no percibidos? ¿Será la irresponsable tía?
Otrosí:
El día de hoy, lunes 24 de agosto, recién me
enteré del incidente acaecido en Los Olivos, Lima, con el saldo de decenas de occisos, todos los cuales, más
los que lograron huir de la ley y los que sí fueron detenidos; constituyen una
vergüenza poniéndonos en los ojos del
mundo como un país de auténticos indisciplinados,
es decir, SALVAJES.
¿Ya habrán empezado los incalificables “odiadores”
a descargar sus baterías contra el
mandatario?