DE BUENAS INTENCIONES ESTÁ EMPEDRADO…
(Piura, 09 agosto 2020)
Luis Gulman Checa
Los medios aparecieron hoy con una noticia en
apariencia positiva y esperanzadora anunciando el fin de la contracción económica
debido al freno causado por la cuarentena. Así, la portada de “El Tiempo” lució
súper optimista:
Las obras públicas
estimularán inversión privada
Según distinguidos economistas: “Con mil 182 millones para
gastar este año, municipios de la región pueden incentivar la inversión
privada, si ejecutan entre el 60 y 90 % de su plan de inversiones. Estado debe
destrabar créditos”
Tal optimismo es una mera utopía poniendo en el
tapete la calamitosa situación que atraviesa la institución municipal en
términos generales, por lo que se requiere estar muy desubicado para NO VER la
tremenda irresponsabilidad implícita en poner en manos de tales entes semejante
monto para obras.
¿Es que no somos capaces de entender que si el
propio Gobierno Central, reconociendo que la situación se le ha escapado de las manos en
lo referido a la ejecución de obras públicas (también en otros aspectos), como
lo ha demostrado su acertada decisión de pedir ayuda afuera, en este caso al
Reino Unido, para que se encargue de ejecutar las obras que ya no están a su
alcance por los malditos virus de la corrupción e incompetencia que contagió a
la gran mayoría de sus funcionarios; las municipalidades también se
contagiaron?
Entonces, así como si sumamos 2 + 2 obtenemos 4
como resultado, también es elemental colegir que los municipios, como lo
reconfirman la cantidad de alcaldes procesados, condenados y/o huidos, como
también la interminable lista de obras que estuvieron a su cargo inmersas en
problemas de todo tipo (Estadio Campeones del 36, Sullana; Sistema de Desagüe
para la Esmeralda de Colán, Pueblo Nuevo de Colán), hay que ser caído de un
palto muy alto para mostrar optimismo ante tan abracadabrante anuncio.
Una comparación adecuada para poner el tema al
alcance de cualquier mente sería la siguiente: Dejar la ejecución de obras en manos de las municipalidades (como están
actualmente) es equiparable a realizar un trasplante de corazón, a un ser
humano, en una alejada posta médica.
Entonces, así como el paciente morirá, no se
requiere tener bola de cristal para pronosticar que la ejecución de tales obras
será un fracaso tan espantoso como el vergonzante fiasco implícito en el vejado
Proyecto Alto Piura.
¿Tiene sentido encargar
a entes incapaces de cumplir sus
funciones elementales, sofisticadas obras que requieren equipos profesionales
competentes y probos?
Nuestra situación empezará a mejorar cuando
tengamos presente un aserto que, desgraciada e increíblemente, hemos olvidado:
ZAPATERO A TUS ZAPATOS. Naturalmente el olvido se refiere a la cosa pública por
cuanto generalmente, incluidas nuestras autoridades, se tiene muy en cuenta
cuando se trata de afrontar problemas personales, como, por ejemplo, un dolor
de muelas. En tal caso, ¿habrá un solo alcalde que desesperado por un dolor
agudo acuda corriendo a su sastre?
Sin embargo, abundan los incapaces de mantener
las aceras decentes y transitables y el tránsito ordenado, por citar algo, y,
sin embargo, osan encargarse de construir defensas ribereñas.
¡DIOS NOS AMPARE!