HASTA LOS BURROS SON MÁS INTELIGENTES
(Piura, 20 agosto 2020)
Luis Gulman Checa
Sí, me refiero a su memoria comparada con la de muchos peruanos, por cuanto ellos,
contra lo que indicaría su apariencia, JAMÁS TROPIEZAN CON LA MISMA PIEDRA,
mientras en el Perú llevamos décadas tropezando con la maldita ROCA de la
devastadora ELECCIONITIS.
Me motivó leer, únicamente, los dos primeros
párrafos de la columna de don Edhín Campos Barranzuela, publicada en la edición
de “El Tiempo” de la víspera, ponderando, alabando y defendiendo la propuesta
para que la elección, tanto del presidente de la Corte Suprema como la de los
presidentes de las Cortes Superiores del país, en vez de continuar siéndolo por quienes conforman la instancia; opten el
cargo a través de una elección universal con la participación de todos los
jueces titulares (del país): superiores, especializados y los de paz letrados
(supongo se le olvidó mencionar a los supremos).
Me pregunto, ¿acaso los proponentes/defensores
de tremendo mamarracho (que además sería muy costoso), supuestamente profesionales
capaces e inteligentes, no han vislumbrado que la democracia es un plato
demasiado delicado para nuestros burdos e incultos paladares?
Recordemos lo que acaba de suceder en la
institución que debería ser señera en nuestro departamento: la Universidad Nacional
de Piura, una víctima más del citado y fatídico mal de la ELECCIONITIS que,
bien mirado, constituyó una afrenta para los piuranos de bien. Desde el inicio
del proceso para elegir al nuevo Rector,
cuando aparecieron OCHO CANDIDATOS, había que ser ciego y sordo para no
comprender que tras tantas fauces ávidas por tragar tremendo bocado se escondían
protervos y pestíferos apetitos totalmente divorciados de los paradigmas que
debieran primar en instituciones de esa naturaleza.
Lo acaecido en el citado proceso electoral,
además de permitirnos constatar que la corrupción, luego de infectar gobiernos
locales y regionales a nivel nacional (me baso en la cantidad de autoridades
que fueron elegidas y ahora purgan condenas por raterías y otros males), para
nuestra desgracia y descrédito, había infectado un ente que, por su propia
naturaleza y fines, necesariamente debe estar absolutamente libre de mal tan
pernicioso.
Imaginemos que tan nefasto proyecto fuera
coronado por el éxito (Dios no lo quiera)
llevándose a cabo el pretendido proceso electoral con grandes y costosas
campañas apoyando a tal o cual candidato a lo largo y ancho del país, es decir,
vulgarizando y corrompiendo, aún más, la ya maltratada Administración de
Justicia de nuestro asolado país; preguntándonos:
¿Acaso los
“ricachones”, narcotraficantes entre ellos, no podrían colocar jueces ad hoc
financiando campañas como sucedió, últimamente, con algún gobernador?