ES POSIBLE DEVOLVER APORTES AL FONDO DE JUBILACIÓN?

(Piura, 01 Agosto 2020)

Luis Gulman Checa

El ¿honorable y digno? Congreso ha puesto en el tapete la necesidad que el Estado - ante la estrechez económica que viene asolando a tantos compatriotas a consecuencia de la paralización forzada por el Covid - devuelva a los aportantes los fondos que, en el curso de los años, entregaron para asegurar sus propias pensiones cuando les tocara jubilarse.

Tal pretensión, sonando aparentemente lógica y racional si fuera expuesta por  personas realmente necesitadas y poco ilustradas, deviene en un imposible absoluto para cualquier persona m/m pensante, entre quienes, debemos suponer, se hallarían los congresistas. Sin embargo, poniéndole una raya más al tigre del maremágnum que nos viene sumiendo en el caos y el atraso, ha sido de tan incalificable foro del que salió propuesta imposible de concretar.

Si nos sumáramos a la recua congresal que sacó a la luz tan esperpéntica proposición, ¿acaso no podríamos, igualmente, pedir a gritos la devolución de los impuestos pagados, digamos, los últimos cinco años?

Para que todo el mundo entienda, el dinero aportado al Fondo es comparable a la remuneración percibida mensualmente por el jefe de familia, la cual, como lo comprobamos permanentemente, se gasta, licua o desaparece en el curso del mes luego de empleada en financiar las necesidades familiares.

Exactamente lo mismo sucede con los citados aportes, pues, como ya se irá entendiendo, los mismos se usan de inmediato atendiendo las pensiones de los jubilados, de modo que la denominación de Fondo, generando la ilusión que existiría una cueva como la de Ali Babá rebosante de billetes, es una quimera.

Sin embargo y fatalmente, luego de una entrevista a la joven ministra María Antonieta Alva - reconociendo que le faltó temple, claridad y voz alta - en la que expresó que ello no era posible, descubrí, con infinita vergüenza ajena curioseando en las redes, que la pobre no solo fue objeto de cuanto epíteto pueda imaginarse, sino que, tampoco se libraron sus antecesores hasta tres generaciones atrás.

Con semejante grado de estupidez, ignorancia y maldad, anidando en mentes y corazones de tantos peruanos, ¿qué maldita desgracia estaremos po