BUENA  NOTICIA

 

(Piura, 28 agosto 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

El mecanismo denominado “Obras por Impuestos”, consistente en que empresas privadas, adelantando el pago de su impuesto a la renta, financian y ejecutan directa, rápida, eficiente y honestamente, es decir, sacando estas obras de la “garras” de los entes públicos, según sus preferencias; obras proyectadas.

 

Así, el epígrafe se refiere a la decisión de Cementos Pacasmayo de realizar, con una inversión mayor a los 8 millones de soles, la construcción de pistas (lo que ahora existe no merece tal calificativo) y el drenaje de la Urb. Santa Isabel.

 

Francamente, los piuranos y, muy especialmente, los moradores de tal urbanización, no solo deberían mostrar públicamente su agradecimiento a la citada empresa sino también rogarle continúe apelando anualmente al mismo mecanismo para ejecutar obras similares en el ámbito departamental.

 

El referido mecanismo para ejecutar obras públicas por entes privados, siendo formidable, adolece de un defecto: el Estado  fija, anualmente, un tope o monto máximo de dinero. Así, por ejemplo, en el caso comentado, para el ejercicio presupuestal vigente la MPP está autorizada, únicamente, a ceder Obras por Impuestos hasta un monto máximo de 9 millones de soles.

 

La reflexión que cae de madura sería la siguiente:

 

¿Por qué no permitir que el íntegro de los fondos asignados a las entidades públicas para  obras,  fueran ejecutados bajo igual mecanismo, siempre y cuando hubieran empresas decididas a cooperar con el desarrollo nacional?

 

Ahí queda la pregunta/planteamiento para que los “expertos”, si lo creyeran conveniente, la espulguen, analicen o echen a la basura por irracional.

 

Para terminar, estando en el tapete una de las urbanizaciones más antiguas de Piura requiriendo la construcción de  pistas, la oportunidad es propicia para analizar si el Estado está siendo eficiente o no en lo relacionado al “control de calidad” que debe primar en el desarrollo de urbanizaciones por privados las cuales, una vez concluidas, son heredadas por las municipalidades.

 

Una norma que debiera ser de indubitable cumplimiento sería que las pistas y veredas de las mismas tendrían que construirse de tal modo que permanecieran impecables por un lapso no menor de 100 años, Así, por ejemplo, las flamantes ¿urbanizaciones? ubicadas al norte de la ciudad, con pistas intransitables por el agüita que les cayó el 2017, no presentarían el pésimo estado que muestran y los moradores tampoco estarían pagando las consecuencias.