DE LA FOR AL CUADRADO

(Piura, 21 agosto 2017)

Luis Gulman Checa

Circunstancialmente, recién  me enteré de una reunión llevada a cabo en la sede del gobierno regional de Piura, m/m 50 días atrás, entre Ricardo de la Flor y Carlo Bertini. ¿Qué diablos podría tener de interés tal hecho para la opinión pública y/o Piura en general?  

Que Ricardo, ex alumno salesiano de Piura promoción 1956, es primo hermano de Pablo, hijo de padre piurano y zar de la Reconstrucción con Cambios a nivel nacional. Asimismo, como es ampliamente conocido, Carlo Bertini es el principal asesor no solo de Reynaldo  Hilbck, actual mandamás regional, sino también tuvo prominente presencia y preeminencia durante el mandato de su antecesor,  Javier Atkins, hasta que, intempestiva y abruptamente, “rompieron palitos”. No obstante, Reynaldo, tan luego asumió, volvió a  cobijarlo a su vera.

El curioso hecho  rememorado líneas arriba, si tuviéramos una pizca de perspicacia, debiera  llevarnos a formular la siguiente reflexión:

¿Acaso hay una mano negra y oculta, madre putativa de Bertini, que manejó y maneja a las supremas autoridades regionales?

Planteémonos la pregunta del “millón de soles”:

¿Cuál habrá sido el tema de la conversación sostenida entre de la Flor y Bertini?

No siendo imposible que no hubieran tratado en absoluto la tarea que debe tener a Pablo con los nervios de punta, es decir,  la tracalada de obras públicas que debe decidir/priorizar; tanto el sentido común como la triste y comprobada situación que asola a nuestro país desde décadas atrás (la priorización de los intereses privados sobre el bien público, dicho eufemísticamente), lo lógico y natural es que, precisamente, tal tendría que haber sido el tema conversado.

Si así hubiera sido, es decir, si el  motivo de la reunión fue definir no solo las obras sino también los mecanismos de ejecución y/o  entidades públicas encargadas de llevarlas a cabo, en mi condición de piurano auténtico protesto y dejo sentado mi desengaño por el pobre y triste papel de nuestras autoridades representativas al abjurar de sus responsabilidades  poniéndolas en manos  no solo extrañas sino también cuestionadas.

Reitero, por enésima vez, dos preguntas:

1.    ¿Por qué rompieron Javier Atkins y Carlo Bertini?


2.    ¿Por qué rompieron Javier Atkins y Reynaldo Hilbck?