CORRUPCIÓN: “LLORANDO COMO MUJER LO ….” (I)

(Piura, 23 julio 2018)

Luis Gulman Checa

Con franqueza, no sé si reír o llorar al constatar cómo los plumíferos profesionales locales empezaron a desgañitarse denunciando la corrupción puesta al descubierto por los  ¿benditos? audios sacados a la luz, poniendo, por el momento, en la picota, puntualmente, a jueces, fiscales, congresistas, miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, entre otros “personajes”.

Reflexionemos. Aquel que tenga dos dedos de frente, lo que implica una mínima capacidad de razonamiento, ¿acaso no debe  comprender que, si semejantes instancias están podridas hasta el tuétano, los estamentos inferiores se caen a pedazos por la maloliente podredumbre que los infecta?

Sería lícito descalificar lo expresado ut supra si en nuestro medio jamás se hubiera atisbado el más leve indicio de alguna desviación en el manejo de la “cosa pública” en general. Sin embargo, ¿ha sucedido así o, por lo contario, casi cotidianamente salen a la luz acciones punibles? Veamos un caso:

¿Acaso hemos olvidado que  las UGELES fueron saqueadas, permanentemente, por los funcionarios que las  autoridades, elegidas por nosotros,  pusieron al frente de ellas?

¿Dónde estuvieron, entonces, las flamígeras e incendiarias plumas locales que ahora denostan de los corruptos de las alturas?

Estos adalides de la honradez que esgrimieron sus espadas a la hora nona olvidaron, ¿conveniente y/o interesadamente?, la conocida sentencia que dice
LA CARIDAD EMPIEZA POR CASA, por cuanto, si así no hubiera sido, desde aquellos remotos días la ciudadanía, con los jóvenes aún puros a la cabeza, hubiera tomado las calles y echado a golpe y patada limpia a la recua de truhanes enquistados en las entidades responsables de guiar/conducir la tarea más sublime a cargo del hombre: formar a nuestros niños y jóvenes para que, en el futuro, sean ciudadanos y personas intachables.

Entonces, ¿acaso debiéramos concluir que estamos prestos a saltar hasta el techo cuando la corrupción sale a la luz lejos de nuestro entorno y, simultáneamente, imitando al avestruz, enterramos la cabeza bajo tierra cuando la misma salpica a nuestro lado?

En suma, ¿debemos concluir que en Piura se ha impuesto el reinado del doble rasero? Parecería que así ha sido  ante la clara condena a los corruptos que infectan al país entero frente al ominoso y mal oliente silencio ante los latrocinios de los corruptos locales.