EN CUIDADOS INTENSIVOS
(Piura, 13 julio 2018)
Luis Gulman Checa
Comparemos un país con un ser humano lo cual
no es tan descabellado como podría parecer de primera intención dado que ambos
son entes en permanente evolución.
Así, cuando una persona sufre el deterioro de
su salud, no por algún pequeño inconveniente tipo diarrea, gripe, ola de
temperatura o alguna minucia similar sino al ser azotada por una septicemia, ¿qué
actitud adoptan los deudos sino es llevarla de inmediato a la clínica u
hospital más cercanos para que se le dispensen los mejores cuidados buscando
evitar su muerte?
Los países, al igual que las personas,
también están en permanente peligro de
ver afectada su salud por el ataque de diversos patógenos los cuales, a
diferencia de los que afectan a los humanos, no se combaten con vacunas, dietas
ni antibióticos sino con medidas radicales de otra naturaleza:
Ubicando y
extirpando, radical y definitivamente, los patógenos (personas de carne y
hueso) que han infectado el organismo del Estado.
¿Alguien en su sano
juicio se atrevería negar que el Perú está
sufriendo una atroz septicemia?
Pormenoricemos algunos de los síntomas que
ratifican tal diagnóstico:
·
El
presidente, legítimamente electo, se vio obligado a renunciar debido a graves
imputaciones.
·
El
promotor de su renuncia, usando su cargo de Congresista, resultó premiado
asumiendo la presidencia del Consejo de Ministros.
·
El
Congreso de la República tiene entre sus filas varias personas que, lejos de
enaltecer al primer poder del Estado, lo
manchan y denigran.
·
El
número de funcionarios, de todo nivel y origen, presos o investigados por actos
de corrupción, es interminable.
·
Todos
los expresidentes vivos como también Keiko Fujimori, candidata eterna a la presidencia, están bajo la
lupa por lo mismo.
·
Como
prueba irrefutable que el Estado es considerado un botín tenemos infinidad de postores (el
milagro de la multiplicación de los panes y los peces no le llega ni a los
talones a la asquerosa explosión de apetitos que estamos viendo)
anhelando auparse a conducir los gobiernos locales y regionales. (*)
·
Los
entes encargados de velar por la seguridad y el imperio de la justicia en el
país: la Policía Nacional, El Ministerio Público y el Poder Judicial, están
podridos hasta el tuétano.
Con la mano en el corazón preguntémonos sí,
ante la caótica y desmoralizante situación que estamos viviendo, el Estado,
sometido a intensos cuidados intensivos, está en condiciones de auto medicarse.
Como siempre debe mirarse el pasado para
obtener enseñanzas que nos lleven a un futuro mejor, particularmente me vienen
a la memoria dos hitos trascendentes en la historia de la humanidad:
·
La
Revolución Francesa (1879 a 1889) y
·
El
golpe de Estado de Augusto Pinochet a Salvador Allende, en Chile, el año de
1973.
(*) Naturalmente en la mayoría de jurisdicciones
hay uno o dos candidatos dignos, respetables, capaces y elegibles.