MENSAJE: “CARRERA DE CABALLOS PAR ….”
(Piura, 29 julio 2018)
Luis Gulman Checa
El presidente de la República, el día de
ayer, en su mensaje a la nación, no dejó dudas de su honorabilidad y deseo de
hacer todo lo que esté a su alcance en pro de sacar al Perú de la maraña en la
que está envuelto.
En su extenso
y pormenorizado mensaje quedó clara su decisión de enfrentar, con todas las
armas a su alcance, el origen de todos los males que mantienen al Perú y los
peruanos en una situación muy disminuida en relación con la que debería
imperar: LA CORRUPCIÓN.
Sin embargo, a pesar de habernos transmitido
su pleno conocimiento de la vigencia de esta lacra y sabiendo de la gran
cantidad de alcaldes y presidentes regionales (ahora gobernadores) procesados,
prófugos y/o condenados; de la incontable cantidad de obras públicas a cargo de
estas autoridades, abandonadas o detenidas por contenciosos o que se desmoronan
a poco de recibidas; como si fuera un gran éxito de su gobierno, dijo, m/m, lo
siguiente:
Hemos transferido
cuchocientos millones de soles a las municipalidades y gobiernos regionales
para que avancen con las necesarias obras de ……
Una vez más se confirma el aserto que dice “el
camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”.
¿Acaso el mandatario no sabe o, por lo menos,
debiera intuir, que tales instituciones también están carcomidas por la
corrupción? Entonces, siendo ello evidente, si está proclamando que luchará a
muerte contra esta lacra, formulémonos la siguiente reflexión:
El mandatario debió
percibir que el dinero arrojado a tales fauces equivaldría a echar gasolina al
fuego por cuanto, muy mayoritariamente, serviría para que los corruptos
próximos a dejar la teta (*) rellenen sus pestíferos bolsillos saqueando la
mayor cantidad que les sea posible, gracias a la desaprensiva/tonta/descuidada
acción del gobierno.
El anuncio sobre la convocatoria a un referéndum,
para el suscrito, equivalió a bálsamo para los oídos al ser el mecanismo más
funcional para corregir ancestrales y graves lastres que tienen sometido al
país, una vez cumplidos los requisitos/trámites establecidos para proceder a su
convocatoria.
Sin embargo, en este caso, apareció también
lo del camino y las piedras por las obvias omisiones y el disparate propuesto.
Empecemos por el disparate como fue plantear
la prohibición de reelección al Congreso, amparado, según dijo, en que la misma
está vigente para mandatarios, gobernadores y alcaldes.
¿En cuántos países serios, auténticos y
dignos de llamarse así, está vigente este impedimento? El simple sentido común
me dice que en ninguno, por la simple razón que tal actividad, como todas las
profesiones u oficios, están a cargo de ESPECIALISTAS,
siendo lo usual que quienes son elegidos, mayoritariamente, persisten en el
cargo hasta que se jubilan, los llama San Pedro o en su jurisdicción brotó un gallo
de polendas que logró echarlo..
Por supuesto, es humano y explicable que, a
raíz del real albañal en el que devino el antaño primer Poder del Estado,
surja, irreflexiva y espontáneamente, la propuesta del mandatario: no
reelección para cerrarle la puerta a todas las personas que manchan la institución.
Sin embargo, planteémonos una reflexión:
Cuando una persona
tiene una pierna gangrenada, ¿se le amputa esa sola o ambas?
Finalmente, ante el desborde de candidaturas
de personas sin mérito, capacidad, ni hoja de vida que las respalde anhelando
ser elegidas alcaldes, el imprescindible
referéndum debiera someter a consulta otros varios temas:
·
¿Los
alcaldes deben ser elegidos o designados como antaño?
·
¿El
voto debe ser obligatorio o voluntario?
·
¿Debe
restituirse la Cámara de Senadores?
·
¿Debe
reimplantarse la pena de muerte para delitos calificados?
·
Siga
usted, estimado lector.
(*) Al respecto, el señor
mandatario, olvidó mencionar la corrupción inmersa en el Jurado Nacional de
Elecciones, por cuanto, pensando bien, deberíamos preguntarnos cuánto
podría pesar la bolsa que los alcaldes tentando el cargo en otra
jurisdicción, sacándole obvia y groseramente la vuelta al espíritu de la norma,
podrían haber puesto a su disposición para que no les corten las alas.