EDGAR
QUISPE: “SOPLANDO LA PLUMA”
(Piura, 24 julio 2018)
Luis Gulman Checa
El director de la “Autoridad
para la Reconstrucción con Cambios”, en el curso de su visita a Piura el día de
ayer, culpó a los alcaldes por el retraso en la
reconstrucción, increpándoles su incapacidad para elaborar expedientes técnicos
para ejecutar las obras requeridas.
No dudo de la veracidad de lo afirmado por el
señor Quispe por cuanto, estando perfectamente normado el procedimiento para
ejecutar obras públicas, no es nada sencillo y requiere de profesionales
idóneos, expertos y honrados para llevarlas a cabo sin contratiempos. Entonces,
habiendo miles de municipalidades desperdigadas por el ámbito del país, deviene
en ilusorio creer que cuentan con el personal necesario no solo para preparar
tales expedientes, sino que ni siquiera deben estar capacitados para conducir
los concursos públicos para otorgarlos al mejor postor.
Entonces,
rememoremos remontándonos a la época en que fue creada la tan mentada
ARCC y la expectativa que generó en la población, referida a la esperanza que la
flamante entidad se equipararía a un gigantesco tractor de oruga que avanzaría,
rauda e indeteniblemente, en la ejecución en paralelo de las obras necesarias
debido al formidable e impecable equipo de profesionales idóneos que,
directamente y sin delegar responsabilidades a terceras manos incompetentes y/o
seriamente cuestionadas tanto por incapaces como por estar carcomidas por la
corrupción; le cambiarían la faz a todas las zonas que fueron destruías
por el inmisericorde, atroz y artero FEN
que nos azotó el verano del 2017.
El transcurrir del tiempo sacó a la luz la
inoperancia de la tan ponderada entidad trayendo a nuestras mentes el famoso
dicho “mucho ruido y pocas nueces”, el mismo que le cae como anillo al
dedo a la fracasada ARCC, la que, ahora, a través del señor Quispe, imitando a
Pilatos, pretende desconocer su responsabilidad achacándole la culpa a los,
mayoritariamente, incompetentes y/o corrompidos gobiernos locales.
El señor Quispe ha invocado a los alcaldes aún en ejercicio
(aunque muchos están de licencia en sus jurisdicciones, sacándole la vuelta a la ley, inmersos
en campañas proselitistas tentando sillones
de mayor alcurnia, como, por ejemplo, los de Castilla y Tambogrande
deseosos de disfrutar las mieles de la municipalidad provincial) abstenerse de
preparar expedientes dejando la tarea para sus sucesores. Le formularía la siguiente
pregunta:
¿Acaso, los futuros
gobiernos locales, como por arte de magia, junto con las nuevas
administraciones, recibirán, cual maná caído del cielo, la pléyade de
profesionales requeridos?