FEMINICIDIOS: ¿REEMPLAZAN AL MUNDIAL DE FÚTBOL?

(Piura, 10 julio 2018)

Luis Gulman Checa

Me refiero, obviamente, a las denominadas cortinas de humo, temas que son útiles a los políticos/gobernantes para airearlos distrayendo a la población de lacras/carencias permanentes que afectan la vida de los peruanos.

¡Cuidado! No se me mal interprete achacándome afirmar que tales ataques son intrascendentes o acciones más o menos punibles. Todo lo contrario y reitero que, si el día de mañana hubiera un referéndum para que la ciudadanía decida qué pena aplicar a tales salvajes/bestias, opinaría que se les corte los cojones, sin anestesia y en las respectivas Plazas de Armas un domingo al medio día, dejándolos tirados hasta que mueran desangrados.

Sin embargo, ante el lamentable asesinato de la señora cajamarquina, nada menos que el presidente de la República, declaró lo siguiente:

Feminicidio de Juana Mendoza no quedará impune.

Siendo que la impunidad implica que un crimen o delito quedará sin castigo, hasta las criaturas de primaria saben que ello no sucederá. ¿Por qué? Por cuanto el perpetrador fue detenido en el término de la distancia y recibirá la pena que el aparato de justicia le aplique.

Pero, nuestro presidente, sigue declarando y dice:

Se usará toda la fuerza del Estado en lucha contra la violencia de género.

Una interpretación de tal declaración sería que el mandatario echó en un mismo saco los incalificables feminicidios con otras modalidades delictivas: marcas; cogoteros, extorsionadores, narcos, etc. Pero, si así fuera, me pregunto qué armas piensa desplegar el Ing. Vizcarra para prevenir/evitar que estos hechos continúen dándose. Preciso mi inquietud::

¿Cómo diablos podría el Estado, con todas sus fuerzas policiales y armadas en pie de guerra, evitar que, en algún recóndito lugar del país, se repitan hechos como el acaecido en Cajamarca?

Creo que la medida imprescindible para evitar la multiplicación de estos atentados es, imitando a “Perro de Chacra”, legislar  prohibiendo absolutamente su difusión evitando así el efecto bola de nieve.

La segunda medida, obvia y natural, es aplicar a los perpetradores la pena pormenorizada  ut supra.