NUEVA MODA: QUEMAR MUJERES
(Piura, 03 julio 2018)
Luis Gulman Checa
Siendo el hombre un animal dado a imitar al prójimo, podemos
tener la plena seguridad que la serie de mujeres incendiadas, previa rociada de
gasolina, recién está empezando.
La primera, recordemos, fue Eyvi Agreda,
quemada en abril en la ciudad de Lima, falleciendo, tras larga agonía, el
pasado 01 de junio.
Luego del tremendo despliegue mediático
informando de la salvaje acción perpetrada por un fulano cuyo nombre es
intrascendente, no pasó mucho tiempo para que apareciera el primer imitador en
Cajamarca, copia y calco del primero, también celoso y/o despechado, bañando en
gasolina a Juana Mendoza – aunque por
error - dejándola, igualmente, al borde la muerte.
Reflexiono y me pregunto:
¿Acaso no está más claro que el agua que el hecho
acaecido en Cajamarca se produjo porque la masiva difusión del atentado contra
Eyvi hizo “abrir los ojos” a la infinidad de sujetos
infectados por los mismos traumas que, como es natural, querrán seguir la moda
quemando a las causantes de sus penas?
Echemos la mirada atrás recordando cuándo se
inició la campaña/propaganda casi cotidiana desarrollada por los medios
¿promocionando? que los “varones” propinaran tremendas pateaduras a sus
parejas. Así, comprobaremos que tales “informaciones” equivalieron a echarle gasolina al fuego, pues, similares
y despreciables acciones van
apareciendo, a lo largo y ancho del país, tan igual como brotan los hongos tras
la lluvia.
Esta reacción en cadena es similar a los
atentados producidos a lo largo y ancho de los Estados Unidos por sicópatas,
armados hasta los dientes, que irrumpen, intempestiva y violentamente, sin ton
ni son, en lugares públicos asesinando a mansalva a cuanto desconocido se le
pone al frente.
En estos casos se produce lo que se denomina efecto
bola de nieve. Así, a más atentados con la consiguiente difusión
(¿propaganda?) aparecerán más imitadores y el número de mujeres atacadas
crecerá al infinito.
Si usted, estimado lector, cree que exagero,
le ruego reflexionar sobre otro hecho confirmatorio que el hombre es como
Vicente al hacer lo que hace la gente:
Bastó que un
deportista se marcara, cual res, implantándose tatuajes en la piel, para que
la moda cundiera al extremo que ahora, casi, casi, por ejemplo, es inaceptable
que un jugador de fútbol se conserve
libre de estas máculas.
¡Cuidado! No osaría criticar a quien desee
convertir su cuerpo en una especie de mapa o álbum de figuritas, por cuanto soy
absolutamente respetuoso de los usos y costumbres de las personas, siempre y
cuando no interfieran con la paz/tranquilidad del próximo.
Ante esta situación que pone en grave riesgo
a infinidad de mujeres, ¿qué medida podría adoptarse? Mi propuesta: