ENTRE DOS FUEGOS: CLIMA Y ACOSO SEXUAL
(Piura, 02 maro 2019)
Luis Gulman Checa
El Perú y los peruanos estamos siendo
azotados por dos males que nos han puesto al borde del abismo, al extremo que
podríamos considerar afortunados a los egipcios de antaño a pesar que soportaron
siete plagas pero siguieron adelante: el Nilo siguió fluyendo y sus monumentos
perduraron. En cambio los peruanos, reitero, estamos por colapsar sin remedio.
El clima, abusivo, inclemente y aterrador,
sin mostrar el mínimo respeto por el género humano, inventa, de la noche a la
mañana, incontenibles y torrentosas quebradas, las cuales, como aterradoras,
hambrientas y gigantescas boas, corren destruyendo todo a su paso, incluidas
vidas de desamparados e inocentes seres humanos tragados por estos monstruos
insaciables.
Naturalmente el origen de los males está en
las malditas y abusivas lluvias semejando cataratas incontenibles que destruyen
todo lo que encuentran: Colegios, Cortes de Justicia, Hospitales, Carreteras,
Puentes y, cómo no, millones de hogares dejando en el desamparo y a la
intemperie a infinidad de seres humanos, gran parte menesterosos y necesitados,
sin respetar ni mostrar la más mínima conmiseración por ancianos, tullidos, enfermos y lactantes.
Este traidor y aleve, el clima, cual mago
sacando conejos del sombrero, inventa artimañas cada día de modo que, las
inteligentes medidas adoptadas por nuestros líderes y adalides como medidas de
prevención ante futuros ataques, como la formidable/maravillosa Des
colmatación, visionada por los citados genios luego del golpe propinado el
2017, quedó inútil, cual palo de gallinero, ante las colosales avenidas que nos
están aterrorizando en la hora actual.
Las calamidades que nos están azotando tienen
que hacernos entender que el único camino que nos queda es volver la mirada a
nuestro interior, a la acendrada fe en nuestros Santos, Cristos y Vírgenes, y,
postrados a sus pies, suplicarles interceder ante el Altísimo para que cesen
estos tormentos.
Y el otro fuego, sin duda atizado por el
Maligno, Satanás, que está calcinando, poco a poco pero sin pausa, el antaño
absoluto respeto que los varones prodigaban a las damas en su condición de
émulas de la Santísima Virgen María, razón por la cual nadie se atrevía
siquiera a ofenderlas con la mirada, es el maldito, punible y ofensivo acoso
sexual perpetrado por semi bestias con apariencia humana comportándose como
sementales de cuatro patas impelidos por los naturales efluvios emitidos por
las hembras en celo.
Exijamos a las autoridades competentes cortar
de raíz este mal que, fatalmente, se está difundiendo más cada día que pasa
atacándolo desde sus raíces. ¿Cómo? Extirpándoles a estos descastados
abusadores los adminículos de los que la
misma Providencia los dotó para usar
respetuosamente y previo consenso.