GIRA PRESIDENCIAL vs FIESTAS CARNAVALESCAS
(Piura, 09 marzo 2019)
Luis Gulman Checa
El reciente viaje oficial a España y Portugal
realizado por nuestro presidente, Martín Vizcarra, con el debido cortejo y
contando con la imprescindible autorización emitida por el Congreso de la
República con votación unánimemente favorable; inexplicablemente y a la hora
undécima, generó una serie de críticas, evidente y claramente comparables a
traicioneras puñaladas propinadas por la espalda, provenientes de muchos (a)
incalificables quienes, en su condición de congresistas, autorizaron el viaje.
Naturalmente que en el desquiciante panorama
que venimos apreciando en nuestro vapuleado país donde, casi cotidianamente, constatamos
cómo quienes la víspera se mostraban
unidos como un puño tras una idea o grupo político al rayar el alba del
nuevo día, figurativamente y sin vergüenza, se mientan la madre a gritos
sacándose los ojos; los comentarios preñados de traición hubieran podido entenderse como que estos
pícaros realmente sentían su ausencia.
El cargo formulado al
Mandatario, m/m se basaba en lo siguiente:
¿Cómo diablos ha
podido ser tan irresponsable, vacuo y figureti el presidente al mandarse mudar
a España en un viaje 100% frívolo cuando en el país, el clima inclemente, cada
día origina mayor destrucción de infraestructura y ciega la vida a cientos de ciudadanos indefensos?
Si lo expresado líneas arriba hubiera sido
cierto, el panorama que se habría impuesto en el Bajo Piura, cotidianamente
esgrimido como claro ejemplo de la bárbara destrucción originada por el río Piura el 2017, hubiera sido el de
miles de personas abocadas a reforzar defensas
con sacos llenos de tierra para evitar que la inminente y cacareada feroz
avenida, volviera a inundarlos.
Sin embargo, el espectáculo, difundido
ampliamente por los mismos medios que cotidianamente anuncian que el
apocalipsis climático está ad portas, fue
diametralmente distinto, por cuanto, en vez de que los rostros de nuestros
hermanos del Bajo Piura reflejaran el lógico terror ante tamaña amenaza; no solo rebosaban felicidad sino que, día tras
día, como es costumbre, con sonoros acordes emitidos por variadas bandas de
músicos acompañando a destacados artistas, celebraron las fiestas de carnaval
felices y contentos y, también, libando y atracándose con abundantes manjares.
Calificativo para los críticos
presidenciales:
POBRES DIABLOS.