TREMENDA  CONCHA

(Piura, 10 marzo 2019)

Luis Gulman Checa

La  de abanico, que se cultiva en la bahía de Sechura y, criminalmente, está siendo perjudicada por el irracional y anti natural ingreso de agua del río Piura al mar, por cuanto, como es archisabido, no existe ningún río en todo el globo terráqueo que termine su recorrido echando sus aguas a los océanos, ya que las mismas, como por arte de magia, se difuminan en el espacio antes de contaminar, con su  carga de agentes nocivos, las impolutas aguas marinas.

Es por ello que don Wilmer Chávez, el líder de los maricultores sechuranos, según informa el decano, con toda razón, ha alzado su voz advirtiendo que el  ingreso de aguas del río Piura al mar de Sechura está perjudicando la crianza de la concha de abanico, pudiendo llegar al extremo de disminuir la producción de tan formidable y valioso recurso,  en el 50%.

Agradezcamos a Dios que el citado dirigente ha dado la voz de alarma oportunamente, pues, como es sabido, está en el tapete la ejecución de un Estudio para determinar las medidas a adoptar para el manejo del Río Piura, el cual, fatal y desgraciadamente, tiene la manía de discurrir de vez en cuando con grandes caudales que ya han causado enormes estropicios inundando y devastando extensísimas áreas destruyendo todo lo que contenían: campos de cultivo comparables a riquísimos y productivos vergeles, ostentosas y modernas urbanizaciones, colegios que no envidiaban nada a los del primer mundo, poblaciones enteras dejando sin vivienda y morando a la intemperie a cientos de miles de personas, es decir, el apocalipsis.

Así, entonces, estos súper técnicos provenientes de la madre patria, España, encargados de realizar el citado Estudio, estando garantizado que conocen las condiciones imperantes en Piura al revés y al derecho por cuanto, como sabemos, un antepasado suyo, Francisco Pizarro, fue el fundador de nuestra varias veces centenaria ciudad; ya fueron advertidos por el fiero y severo dirigente sechurano de que su Estudio tendrá que determinar adonde diablos irán a parar las aguas del río Piura, habida cuenta que para llegar al mar tendrían que pasar, previamente, sobre los cadáveres de los bravíos cultivadores de las ya citadas conchas de abanico.

Felizmente, como ya ha sido publicado en algún medio, existe una alternativa que es baratísimo implementar: los llamados  Reservorios de Amortiguamiento construidos a lo largo del valle para ir almacenando el agua que traen estas devastadoras avenidas de modo que el caudal del río, en vez de que continúe siendo comparable a un potro salvaje imposible de domeñar, pase a convertirse en un manso y dócil corderito que, lejos de atemorizarnos, nos alegrará la vida con su dulce y suave discurrir culminando en las consabidas lagunas del desierto.

¿Saldrá triunfante la tremenda concha sechurana?