¿HASTA CUÁNDO LA HEDIONDEZ CONGRESAL?

(Piura, 18 marzo 2019)

Luis Gulman Checa

El flamante escándalo protagonizado por el congresista Roberto Vieira, utilizando su cargo de “padre de la patria” para coimear, zurrándose en la enorme responsabilidad inherente a su cargo, ¿será la gota que derrame el vaso de la anomia/indiferencia de la ciudadanía respecto al auto descalificado y purulento Congreso?

Estimado lector, le planteo una pregunta:

¿Abordaría usted un avión cuyo piloto, a simple vista, es ciego, manco y muestra evidentes signos de ebriedad?

Siendo su respuesta obvia, a la luz de los casi cotidianos escándalos protagonizados por colegas del citado congresista coimero, ¿acaso no requiere tanta o más irresponsabilidad, de parte de la ciudadanía peruana, permitir que este antro o recua, habida cuenta la gran cantidad de personas absolutamente descalificadas por sus antecedentes y/o posiciones impropias; siga siendo el ente encargado de fiscalizar (la marcha del país) y  legislar?

Sin embargo, el citado Vieira, casi puede calificarse como incipiente pájaro frutero, en comparación con sus colegas promotores de la interpelación al ministro de Justicia, Vicente Zeballos, con la evidente finalidad de traerse abajo el acuerdo suscrito con Odebrecht, en vías de aprobarse en el Poder Judicial.

¿Acaso hay que ser genio para saber que la alianza congresal entre el Apra (Alan García) y Fuerza Popular (Keiko Fujimori), promovieron esta interpelación con el único fin de truncar el acuerdo con Odebrecht para evitar futuras declaraciones de ejecutivos brasileños que dejarían cual palos de gallinero a sus respectivos líderes y adláteres?

Mientras el actual Congreso continúe vivo y coleando, la cacareada LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN será una frase hueca, no solo porque la misma, la maldita corrupción, campa imparable en los pasillos del antaño respetable aposento del Primer Poder del Estado, sino por ser más claro que al agua que la erradicación de la misma, necesariamente, tiene que ejecutarse de arriba hacia abajo, es decir, es irracional enfrascarse en luchas con las coimeros de poca monta, como, digamos, los erradicados de Gamarra (al menos por ahora), si los grandes, de cuello y corbata, que hacen de las suyas atropellando a los peruanos, especialmente los más necesitados, van a continuar no solo con las manos libres para seguir asolándonos sino, peor aún, hasta gozando de inmunidad, siendo comparables con cogoteros de dos por medio con licencia para seguir robando.