LOS PERUANOS: ¿PENSAMOS O SOMOS ANIMALITOS?
(Piura, 06 marzo 2019)
Luis Gulman Checa
Debiera sorprendernos que los medios, casi
generalizadamente, le achaquen a la ineficiencia/inopia del Estado la
proliferación de diversos males afectando a la sociedad, como es el caso, por
ejemplo, de la criminalidad (proliferación de feminicidios y sicarios juveniles),
la anemia infantil, los embarazos prematuros, la prostitución juvenil, etc.,
cuando está más claro que el agua que todos ellos se gestan en el seno de los
hogares, donde los amos y señores son los padres.
Me motiva la declaración del congresista puneño Oracio Pacori, la cual
le hace poco favor a los suyos, pintándolos como minusválidos mentales:
“Sr. Presidente, en
Puno hubo un sismo de 7 grados que no generó daños. Estamos ahora muy
preocupados por las intensas lluvias; además, se acercan las heladas y queremos
saber qué medidas ya se han realizado para prevenir y proteger a la población,
a la agricultura y al ganado”
Felizmente, quizá porque el sismo fue inocuo,
no culpó al Estado por el mismo. No obstante, es de suponer que los suyos deben
conocer perfectamente cómo se comporta el clima en la zona, estando advertidos
que, periódicamente, deben afrontar situaciones de sequía como de lluvias de
intensidad variada, sucediendo lo mismo con la presencia de heladas y el
intenso frío generado. Siendo ello así, preguntémonos:
¿Acaso el sentido
común no indica que son ellos, los puneños,
conocedores del comportamiento climático, quienes tuvieron que tener en
cuenta tales características al momento tanto de construir sus viviendas,
procurarse ropa o planificar las
actividades productivas a las que se dedicarían?
Considero que un puneño clamando por estar
azotado por el frío en época de friaje, sería tan irracional o deficiente
mental como una persona asentada en el Alto Piura quien, al suceder un hecho
absolutamente normal como una simple lluvia, salga a llorar/clamar pidiendo socorro al
Estado por cuanto su casa carece de techo.
Rememorando a Camotillo el Tinterillo:
¡NO MOJEN QUE NO HAY
QUIEN PLANCHE!