REFORMA AGRARIA: ¿SUEÑO O PESADILLA?

(Piura, 04 marzo 2019)

Luis Gulman Checa

Me motiva el artículo publicado en el suplemento dominical Semana de “El Tiempo”, de José Luis Juárez Castillo, economista adscrito al CIPCA:

LA REFORMA AGRARIA PERUANA

¿A 50 AÑOS DE UN SUEÑO?

Nos hace recordar que el próximo 24 de junio se cumplen 50 años de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, hecho que, a juzgar por el título del artículo, para el autor fue la concreción de un sueño anhelado por las grandes mayorías campesinas del país, supuestamente y según él, explotadas, marginadas y, en suma, mantenidas en condiciones inferiores a las que los patronos/gamonales/abusadores de antaño, dispensaban a sus ganaderías, perfectamente alojadas, cuidadas y alimentadas.

Digresión:

El artículo está ¿engalanado? por la fotografía de una marcha  reveladora del enorme entusiasmo/esperanza  que la medida desató en la gran mayoría de la población peruana, encabezada por varios personajes de izquierda. Demos gracias a Dios que estos sujetos jamás llegaron a gobernarnos, por cuanto, si tal desgracia hubiera sucedido, el estado que presentan hoy los venezolanos, a consecuencia de haber caído en las garras de  incalificables  corruptos vestidos de rojo, sería equiparable al paraíso en comparación con nuestra situación, en el caso que aún respiráramos.

Graficando, para que todo el mundo entienda el desastre que significó la maldita Reforma Agraria promovida por el confundido y resentido Juan Velasco Alvarado, plantearé una comparación:

Si el 24 de junio de 1969 el Perú hubiera sido azotado por un sismo grado 8,  pero el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada no hubiera existido, hoy día seríamos una potencia mundial agro exportadora y, además, no estaríamos siendo fagocitados por los chilenos.

Opino con conocimiento de causa, por cuanto, desde que tuve uso de razón y gracias a mi ancestro materno, pasé todo mi tiempo libre en las extensas y numerosas haciendas familiares dispersas en los valles Chira y Piura, alternando con infinidad de trabajadores casi todos los cuales, por obra, gracia y decisión de los ¿malditos? patrones, disponían de áreas de tierras de cultivo (chacras) para sembrarlas en su propio beneficio, sin haber percibido jamás odio ni inquina en sus corazones contra los patrones.

A diferencia del desastre actual, en aquella época eran los patrones quienes tenían a su cargo la salud, educación y preservación de la vida eterna:

·         Contaban con dispensarios o postas de salud propias en los fundos, atendidos por profesionales de salud, médicos y/o sanitarios, pagados y mantenidos por ellos.

·         Colegios y profesores, igualmente corrían por cuenta de la hacienda

·         En el caso de Sojo, la familia construyó tremenda iglesia, en la cual renové mis votos confirmándome.

El efecto de la Reforma Agraria en la sierra es claro y patente en las ciudades costeñas, por cuanto, al desaparecer los ¿malditos y explotadores? gamonales serranos, una gran cantidad de pobladores de las alturas quedaron abandonados y tirados a su suerte, quedándoles como única alternativa enrumbar sus pasos a las promisorias ciudades costeñas. Así, mientras las productivas y bien explotadas grandes haciendas de la sierra quedaron abandonadas, las ciudades costeñas ¿florecieron? inconteniblemente.

Resumiendo:

La Reforma Agraria fue una maldición que, tras medio siglo, continúa asolándonos, especialmente a quienes, supuesta y demagógicamente, debió favorecer.