EL PAÍS DE LOS “SAPOS”

(Piura, 29 mayo 2018)

Luis Gulman Checa

¿Cuál si no el nuestro podría ser el país referido en el título?

Si nuestros gobernantes fueran la mitad de moscas  de lo que son la gran mayoría de peruanos de a pie, la envidiable Suiza, parecería una zapatilla vieja al lado de lo que sería nuestra maravillosa realidad.

La edición de “Correo” de la fecha apareció con una primera plana que, de primera intención, me llevó a preguntarme a cuánto habría ascendido el número de occisos:

ALARMA POR EXPLOSIÓN

Un pozo de gas de la empresa Olympic revienta y pone en peligro a la población de La Bocana de Colán.

Planean evacuar a los moradores por la contaminación que produce este recurso. Exigen una reparación civil de US $ 10 millones.

Sin embargo, el desarrollo de la noticia nos dice que el número de occisos, más los heridos,  asciende a la astronómica cifra de CERO, es decir, ni  muertos  ni heridos, debiendo deducir que la reparación civil solicitada sería la compensación por haber interrumpido los dulces sueños de los pobladores, por cuanto, la brutal explosión, se produjo a las 21.00 horas del  domingo, cuando, luego de un azaroso día, todos estaban en brazos de Morfeo.

Particularmente, la noticia me ha caído como anillo al dedo al abrirme los ojos respecto a las acciones que pueden tomarse ante la inmensa recua de huachafos e irrespetuosos que instalan estridentes alarmas en sus vehículos - supuestamente para protegerlos de los rateros -, las cuales suenan, interminablemente, por quítame allá esas pajas, como, por ejemplo, cuando algún vehículo con el sistema de escape en malas condiciones, pasa a su lado.

¿Cuánto tendrían que pagar estos abusivos que se zurran en las cabezas de las personas cuando permanecen impertérritos ante el estruendo producido por sus inútiles alarmas?

Sin embargo, las alarmas no son los únicos ruidos que, siguiendo el ejemplo de los hermanos de La Bocana, deben llevarnos a solicitar indemnizaciones, pues tan perturbadoras son también las, absolutamente inútiles, bocinas como los vehículos con escape libre conducidos  por deficientes mentales.

¡GRACIAS POR LA LECCIÓN, HERMANOS COLANEROS!