LA BENDITA CANTALETA DE LA RECONSTRUCCIÓN
(Piura, 12 mayo 2018)
Luis Gulman Checa
Empecemos recordando la definición de
reconstrucción: “reparar o volver a
construir una cosa destruida, deteriorada o dañada”. En nuestro caso, la necesidad
de reconstruir apareció a raíz del período lluvioso del pasado 2017,
durante el cual las lluvias no fueron nada del otro mundo, ergo, en la ciudad
de Piura, no podemos achacarles tal necesidad. Así, por ejemplo, que
urbanizaciones como El Chilcal o Ignacio Merino clamen a voz en cuello por el
abandono que sufren de parte del
gobierno luego de la ¿catástrofe? sufrida; es un adefesio/falsedad
total, por cuanto su situación se debe a
que jamás debieron construirse como se hizo porque los terrenos eran cuencas
ciegas, es decir, depresiones sin escorrentía, por lo que cada vez que
llueva se convertirán en lagunas. En casos como los señalados, la pregunta
pertinente sería la siguiente:
¿Quién, cómo y porqué está obligado a solucionar el
problema?
Sin embargo, se produjo otro hecho además de
las escasas lluvias: el desborde del río Piura, afectando
determinados zonas/sectores de la ciudad como también áreas de Catacaos y anexos, lo
que permitió desnudar la pésima calidad, en todo sentido, de las obras
ejecutadas durante los últimos tiempos. Pondré un ejemplo extraído de mi
propia vivencia:
Habito en una casa
ubicada entre la calle Lima y el Malecón Eguiguren y, ambas vías fueron
inundadas por el desborde del río. Sin embargo, mientras el pavimento del
Malecón, asfalto de dos por medio, desapareció, el de la calle Lima, de
concreto, permaneció incólume.
Entonces, la enseñanza a extraer era la necesidad de recurrir a materiales y
técnicas idóneas en cada obra a ejecutar en el futuro. Pero, ¿hemos aprendido
la lección? Ni siquiera el primer capítulo como lo demuestra el adefesio de “reconstrucción” que se viene
haciendo en la Av. Irazola, Miraflores, Castilla, con asfalto de dos por medio
en vez de bloquetas. ¿Cuánto tiempo permanecerá la reconstruida vía en
perfectas condiciones? El que transcurra
hasta que reciba los primeros mm de lluvia.
Tampoco olvidemos que la Reconstrucción sería con cambios.
¿Acaso no es del más elemental sentido común deducir que ello implicaba
proyectar y ejecutar obras para que duren más de 100 años? ¿Puede afirmarse
ello de lo que se viene haciendo hasta ahora o, por lo contrario, son meros
trabajos de emergencia que debieron ejecutarse tan luego culminaron las lluvias
el 2017?
Seamos sinceros y realistas llamando al pan
pan y al vino vino; dejemos de lado la pendejada; no tratemos de meternos por
la ventana cuando debemos y podemos hacerlo por la puerta. Aceptemos y digamos
la verdad sin pretender tapar el sol con un dedo. Un ejemplo
es la grave situación que atraviesa la Colonización San Lorenzo, hecho que,
indudablemente, requiere una solución que debe gestarse a partir de aceptar la
realidad que dista años luz de achacarle, estúpida e irracionalmente, su brutal
deterioro al Niño costero.
Habría que tener menos
cerebro que un mosquito para no saber/aceptar que el deterioro que presenta su infraestructura
se debe a que jamás recibió mantenimiento porque nadie se preocupó de generar
los recursos para financiarlo. ¿De dónde tenían que provenir éstos? Obvia y
lógicamente de la tarifa que debió aplicársele, desde el primer momento, al
agua regulada.
Sería deseable que el reputado y omnipresente
CIP - Piura, opine respecto a si el peligro de colapso total del túnel, es
achacable al Niño costero.
Finalmente, una vez más, roguemos que los
medios sean serios, eduquen, guíen y orienten; lo que omiten cuando publican
fotografías como la que adjunto, supongo, como prueba irrefutable de los destrozos
originados por el brutal y fantasmagórico fenómeno pluvial que, sin duda, el
mismísimo Satanás, descargó sobre nosotros.
Termino con un consejo a la ¿férrea,
eficiente y oportuna? Contraloría General:
Ubiquen a los responsables
de su construcción y, sea por incompetentes y/o rateros, córtenles los coj…