FIN A LAS MUERTES POR ACCIDENTES DE TRÁNSITO

(Piura, 09 mayo 2018)

Luis Gulman Checa

Nos informan los medios que la Dirección Regional de Transportes de Piura inicio una campaña que relegará al olvido los occisos según refiere el epígrafe,  generando una cultura de seguridad vial en la población.

Lamentablemente, según mi parecer, Don Jaime Saavedra Diez, el director Regional de Transportes de Piura, según lo manifestado,  tomó el rábano por las hojas:

“Si concientizamos a los conductores a no ir más allá de lo que señala el reglamento nacional de tránsito, por ejemplo que en el transporte de carretera no puede ir más de 90 km/h, estoy logrando que la probabilidad de accidentes sea menor. Y si el conductor va más de lo que manda la norma, es rol del pasajero hacer respetar su derecho” (“Correo”).

Con el debido respeto que merece el citado funcionario, le digo que quien haya sido el responsable de fijar, EN TODAS LAS CARRETERAS, la velocidad máxima en 90 km/h, tiene menos cerebro que un mosquito. ¿Por qué? Por cuanto no hay conductor más peligroso que aquel que va pensando en las musarañas, la cuadratura del círculo y/o especulando respecto a si el huevo fue antes que la gallina o viceversa; por la sencilla razón que, como va despacio jodiendo el tránsito, no tiene los cinco sentidos puestos donde debiera: LA CARRETERA. En contraposición, quienes conducen a mayores y razonables velocidades, necesariamente, están concentrados al 100 % en la tarea. Además, tal velocidad es de la época de carreta, es decir, desde tiempo atrás pasó a la historia.

Adicionalmente, hay que ser bien caído del palto para achacarle - como señalan casi todas las informaciones sobre accidentes de tránsito - la causa al exceso de velocidad, olvidando, estúpida y descaradamente, entre otras, las siguientes circunstancias:

·         El recolector de plásticos, padre de 14 hijos que quedaron en la orfandad, conduciendo su triciclo sin luces por una carretera a las 21.00 horas y con altísimo porcentaje de alcohol en la sangre.

·         Los finados ocupantes de una moto taxi circulando por una carretera, sin luces de peligro a una prudentísima velocidad de 30 km/h,  que fue atropelladla  por un conductor circulando a excesiva velocidad.

·         Etc., Etc.



Finalmente, le aconsejaría al señor Saavedra que al abandonar su centro de trabajo luego de la ardua y fatigosa jornada cotidiana, antes de ir a su morada en busca del justo solaz y descanso, dedique unos minutos a circular por la ciudad donde percibirá, con gran sorpresa y asombro, las caóticas condiciones del tránsito, tanto vehicular como peatonal, confirmatorias que la ciudadanía, en su inmensa mayoría, se zurra, olímpica y descaradamente, en todas las normas que no tienen nada que ver con el exceso de velocidad