MARTIROLOGIO
(Piura, 08 mayo 2018)
Luis Gulman Checa
Las patéticas escenas de las que fueron protagonistas  el día de ayer Nadine y Ollanta, me trajeron a la mente aquella de la película Ben Hur, protagonizada por Charlton Heston, cuando Nuestro Señor Jesucristo era arrastrado al calvario y él lo acuna dándole de beber.

Después de sufrir semejante vejamen, ¿Qué significó Jesucristo para la posteridad? Preciso que no estoy poniendo a la llamada pareja presidencial al nivel del Redentor, pero sí debemos reflexionar que, frecuentemente, las actitudes, prepotentes, injustas y matonescas contra alguna persona, en vez de hundirla en el abismo, suelen proyectarla a las alturas.

Veamos lo que está pasando con Lula en el Brasil, personaje con imputaciones muy graves y demostradas pero que, sin embargo, sería elegido presidente del país amazónico si las elecciones fueran mañana. ¿Por qué? Aparentemente porque la ciudadanía, mayoritariamente, considera que ha sido maltratado, vapuleado y/o ultrajado por la justicia, lo que, sin lugar a la menor duda, viene sucediendo con los mencionados.

No olvidemos que la peor y más grave acusación contra los acosados, es haber recibido financiamiento no declarado  para las campañas presidenciales en que participaron, lo cual, para colmo, no solo no constituye delito sino que otros excandidatos, estando con el mismo  cargo a cuestas, andan felices, contentos y orondos en plena actividad política.

¿Y aquello de que la Justicia, además de sorda y ciega, pesa a todos con la misma balanza?

Encontrándome a años luz de ser un docto jurisconsulto pero usando el sentido común, me preguntó por qué diablos un energúmeno decidió echarlos de su residencia, en la que moraban con sus tres menores hijos, cuando la misma ya estaba embargada, es decir, a buen recaudo y a disposición del Estado si, finalmente, una sentencia consentida y ejecutoriada confirmara que los asolados debían resarcir al fisco por los delitos perpetrados desde el gobierno.

Finalmente, reiterando que Ángeles y Santos solo hay en el cielo, por lo que no creo ambos sean impolutos, se me hace difícil aceptar que Ollanta y Nadine encarnen el súmmum de la corrupción en el ejercicio del poder, dándome la impresión que en el carga montón del que vienen siendo objeto, subyace, en la mente de sus detractores, la condición de cachaco de él, y, la de cholita igualada de ella.